Esas que nos hacen sonreír después de derramar tantas lágrimas.
Esas que nos hacen que bailemos sin importarnos nada más.
Esas que hacen que nuestros días cobren sentido.
Nadie sabe cuánto van a durar, ni si perdurarán.
Pero nos hace terriblementes felices, aunque sea por un día.
Me encantan esas sopresas que te abrazan y te susurran al oído.
Nos tranquilizan y nos reconfortan.
Hacen que deslumbremos con nuestra felicidad.
En este momento yo soy feliz, y no pienso en el tiempo.
Todo está bien de esta manera, quiero que siga así.
O por lo menos disfrutarla mientras se mantenga vigente en mi vida.
Yo quiero a esta sorpresa desde que apareció.
Y sólo espero, que siga conmigo un poco más.